La justicia penal anda en una búsqueda permanente de jueces y magistrados consecuentes con los cambios sociales, pero sobre todo que sean juristas de principios éticos y morales. Analiza el autor temas como : la prueba pericial, la antijuridicidad penal, la legalidad criminal, aseguramiento de pruebas penales, el habeas corpus, la querella y la relación entre el crimen y medios de comunicación social; todos ellos dentro de una analítica que, procuro, sea consecuente con las necesidades reales del proceso penal y que, al mismo tiempo, corresponda a los fines primarios de e se proceso. En otro orden de ideas, el movimiento de reformas procesales, tanto en Panamá como en otras latitudes, se ve seriamente afectado por factores tales como: improvisación, incoherencia y por la inaplicabilidad de foráneas instituciones a nuestro medio. Las normas procesales deben contener, amén de las requisitorias expresadas, señalamientos que hagan viable una democratización del proceso, lo cual no será posible sin un legítimo acceso a la administarción de justicia. El proceso penal debe constituirse en un garante puro de los reales caracteres del principio de la seguridad jurídica y en un preservador perenne de los valores jurídicos y consiguientes bienes jurídicos y sociales.
No hay comentarios en este titulo.