Legalis et Ivstitia, Nº 2, abril, 1998,Conversatorio sobre la figura del Ombudsman, el ombudsman municipal y el concepto de justicia social en democracia, proyecciones d ela Alcaldía en la problemática de la Violencia Intrafamiliar, recensión sobre el fal

Las raíces de la defensa del pueblo se hunden en un paso remoto; en las sociedades primitivas y en algunas civilizaciones de nuestro pretérito indígena, existieron verdaderos defensores del pueblo, cuyo destino y razón esencial, era la protección y mantenimiento de reglas de convivencia, para asegurar el respeto a los derechos de la persona humana, como sujeto de atributos inalienable e invisibles, de los cuales no es posible abdicar, sin retornar al atropello, al oprobio y a la capacidad de los tiempos. Esta figura ha transmitidos su noble influencia a otras regiones del mundo, siempre concebida como institución que debe estar dedicada a la defensa y amparo de los derechos y garantías, sin facundias, con determinación y firmeza, a partir de la gran personalidad moral que, en el seno de la sociedad, debe ser un defensor del pueblo, por razón de la altísima dignidad pública que encarna. Una defensoría del pueblo indocta, sedicente y sin el ingrediente de ser una personalidad moral, tendría el doloroso efecto de hacer periclitar una gran institución que acaba de nacer entre nosotros.

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